Habrás oído una y mil veces que la carne es mala para la salud, e incluso que no es necesaria para nuestro organismo. Pero ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones?
En el artículo de hoy iremos desmontando, uno a uno, algunos falsos mitos en torno al consumo de carne y dejaremos claro que, para beneficiarnos de una dieta saludable, lo mejor es comer de todo en su justa medida.
¿Verdad que, aunque la lechuga sea muy saludable, si solo nos alimentáramos de esta hortaliza enfermaríamos? Nos faltarían muchos otros nutrientes indispensables para nuestro organismo. Este es el vivo ejemplo de que necesitamos comer de manera variada y equilibrada.
Aristóteles decía que en el término medio está la virtud. La definía como un “término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. Este punto medio se conoce también como aurea mediocritas, un latinismo que nos anima a disfrutar de los placeres, pero siempre con moderación.
Ahora sí, con el aurea mediocritas como punto de partida, vamos a destripar unas cuantas polémicas sobre el consumo de carne con las que seguro que te han bombardeado en los últimos años.
La carne tiene un alto contenido en colesterol y grasas saturadas
Esta afirmación, en sí misma, no tiene valor, porque existen muchos cortes de carne distintos, algunos más grasos y otros más magros. Para afirmar o desmentir si la carne tiene un alto contenido en grasas y colesterol, deberíamos ir corte por corte, animal por animal.
Si buscamos una carne baja en grasas y colesterol para el consumo habitual, recomendamos seleccionar cortes magros, como el lomo o el solomillo. Los expertos recomiendan disfrutar de este tipo de carne unas tres veces a la semana.
Pero también hay otros factores a tener en cuenta. No es lo mismo consumir carne de cerdo, por ejemplo, que de ternera, mucho más interesante nutricionalmente hablando, porque nos aporta más proteínas que el resto y es una gran fuente de minerales.
Por último, recuerda que la grasa en la carne es necesaria, porque le confiere textura, sabor y calidad al corte. Además, no todas las grasas son malas: de hecho, contienen ácidos grasos fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Eso sí, hemos de consumirlas con moderación y saber diferenciar las grasas saturadas (malas) de las insaturadas (buenas).
¿La carne roja provoca diabetes y enfermedades cardíacas?
Muchos estudios recientes niegan esta afirmación tan categórica. Entre ellos, destaca el de la Universidad de Indiana-Bloomington, en Estados Unidos, publicado en el Journal of Nutrition.
Las enfermedades cardíacas y la diabetes se relacionan con un estilo de vida sedentario y una mala alimentación, no exclusivamente con el consumo de carne. De hecho, la Fundación Española del Corazón recomienda consumir entre 3 y 4 raciones de carne semanalmente.
El problema suele darse cuando acompañamos nuestra ración de carne con alimentos que no nos interesan nutricionalmente, como bebidas azucaradas y patatas fritas. Estos patrones poco saludables sí que aumentan el riesgo de padecer todo tipo de enfermedades.
¿Cómo hacer que tu experiencia cárnica sea tanto deliciosa como saludable? Te recomendamos complementar tu corte de carne con una buena ensalada de hortalizas o una ración de verduras (ya sean hervidas, al horno o al vapor). El plato de Harvard puede servirte de inspiración a la hora de confeccionar tu ración saludable.
De hecho, resulta beneficioso consumir carne roja una vez por semana para obtener proteínas de alto valor biológico, así como todas sus vitaminas (principalmente, del tipo B) y minerales (hierro, selenio, fósforo, potasio, zinc, magnesio…).
Volviendo a la moderación aristotélica, no pasa absolutamente nada por disfrutar de un corte graso de carne de manera ocasional. ¡No nos sintamos culpables por deleitarnos con un buen chuletón de vez en cuando!
Eso sí, debes tener claro que no es lo mismo comer una hamburguesa en un establecimiento de comida rápida que disfrutar de un corte de carne premium, cocinado de la mejor manera. La alimentación y la crianza del animal se traducen luego en una carne de mucha más calidad (y, por supuesto, ¡mucho más rica!).
Por eso, te aconsejamos comprar la carne en un establecimiento de confianza. En Rubiato Paredes cuidamos todo el proceso para que tu experiencia cárnica sea lo más saludable y deliciosa posible.
Eliminar la carne de nuestra dieta conlleva una vida más saludable
¡Falso! La carne contiene propiedades nutricionales muy interesantes, entre las que destacan los aminoácidos esenciales. Como ya hemos ido desgranando a lo largo de este artículo, la virtud está en el término medio, y lo mejor para nuestro organismo es disfrutar de una dieta variada, que incluya todos los grupos de alimentos en las proporciones adecuadas.
Como sabes, el ser humano es un animal omnívoro. Lo que tal vez desconocías hasta ahora es que el consumo de carne fue esencial para la evolución de los primeros homínidos. La incorporación de la carne en su dieta fue la que propició el desarrollo cerebral de nuestros antepasados, hace más de 2 millones de años.
Y, no solo eso, sino que nuestro aspecto físico también se estilizó por el consumo de carne. Que seamos como somos hoy se lo debemos a nuestra dieta omnívora. Alucinante, ¿verdad?
En la actualidad, podemos sustituir la carne por otros alimentos, tal como hacen los vegetarianos y veganos, pero debemos ir con mucho cuidado y consultarlo siempre con un especialista, porque eliminar la carne de nuestra dieta puede implicarnos diversos déficits nutricionales (especialmente, de falta de vitamina B12 y de hierro).
En cambio, si disfrutamos de entre 3 y 4 raciones semanales de carne, estaremos incorporando todos estos nutrientes de manera natural y eficiente.
¿Te ha interesado este artículo? Te recomendamos que le eches un vistazo a nuestro blog, donde encontrarás mucha información relevante para incluir la carne en tu dieta.